Cuando era pequeña siempre me disfrazaba. Me encantaba ponerme por encima todo lo que pillaba. Ropa de mi abuela, de mi madre, de mi padre...cualquier trapito era bueno para convertirme en algún personaje.
Recuerdo una falda azul con flores rojas y con un volante...¡era mi prenda estrella!
¡Pero a lo que iba! Cuando llegaba Carnaval mi madre o mi abuela (que siempre han sido muy apañadas) me hacían un disfraz o un complemento. Nunca me compraron un disfraz y aunque confieso que siempre deseé un vestido de aquellos de princesa, con su raso azul y su tul, me gusta recordar que mis disfraces siempre eran diferentes del resto de las niñas.
Ahora que soy madre, siempre le hago el disfraz a mi hijo, el cual va siempre disfrazado por casa ( a quién se parecerá...) Mi madre y/o mi marido -que también es muy apañadito- colaboran si hace falta.
¡No nos complicamos la vida! No os penséis. Hoy en día, con un poco de tela de disfraz, goma eva y un poco de imaginación, puedes hacer cosas sencillas y resultonas. Y lo que más me gusta! Él decide de qué quiere disfrazarse, participa de la idea y si puede de la elaboración.
Este año toca hacer uno de alienígena para el día de disfraz libre del cole, y otro de carta para el concurso que el AMPA organiza en fin de semana. También nos han pedido una corona para el disfraz que hacen ellos en clase, y ya tengo claro cómo la vamos a hacer. La verdad es que, aunque durante unos días vaya loca, disfruto como una enana, lo confieso.
Así que...a cortar, pegar y a coser se ha dicho!
Disfrutad de la vida!
Hasta pronto :)
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